Música
como técnica.
Otra manera de usar la música, es recurrir a
ella, cuando no podemos hacerlo materialmente, para que nos provoque el mismo
efecto que si la escucharamos. Seguro que gna vezen un
entrenamiento, una salida o una competición, la música aparece a menudo y a
veces machaconamente. Se nos mete una canción en la cabeza y no podemos dejar de
tararearla, silbarla o repetirla en nuestra mente. Esto, que muchas veces acaba
siendo un fastidio, podemos intentar darle la vuelta y usarlo como estrategia en
beneficio nuestro. Es decir, usar música energizante si es lo que necesitamos, o
relajante si es lo que queremos en ese momento, pero con la particularidad de
que no escuchamos pasivamente, sino que la reproducimos nosotros mismos.
Música
para acompañar nuestro estado de ánimo.
Usar la música para este aspecto, es algo muy
poco común, aunque muchas veces lo hacemos inconscientemente, pero como los
puntos anteriores, podemos usarlo en nuestro beneficio en un momento
determinado. Es simplemente escuchar música que esté acorde al estado de ánimo
en el que nos encontramos en ese momento, para mantenerlo el máximo tiempo
posible. Es bastante obvio que cuando uno está alegre, le apetece escuchar
música del mismo tipo. Lo podemos utilizar para mantener ese mismo estado
emocional, cuando vamos camino de una marcha o competición, y nuestra activación
es la óptima y no necesitamos ni subirlo ni bajarlo, o cuando hemos acabado y
nuestro resultado provoca que estemos contentos, para que lo sigamos
manteniendo. Podréis pensar que es algo de perogrullo, pero la sintonía estado
de ánimo-música puede provocar cambios fisiológicos beneficiosos, y es por ello
por lo que es muy interesante el poder mantenerla, ayudando nosotros al escuchar
música que la favorezca. Simplemente os animo a probarlo
No hay comentarios:
Publicar un comentario